Por: Ing. Agr. Anibal Pordomingo, M&aacute;ster en Nutrici&oacute;n Animal. Investigador del INTA Fotos: Banco de im&aacute;genes La precisi&oacute;n en nutrici&oacute;n es un concepto de abordaje reciente. Habitualmente, la gesti&oacute;n de la nutrici&oacute;n se asocia a la eficiencia. En b&uacute;squeda de eficiencia se formulan y gestionan estrategias de alimentaci&oacute;n. Los sistemas de alimentaci&oacute;n intensiva han sido los que han puesto en evidencia las consecuencias econ&oacute;micas de la ineficiencia por el efecto del costo de alimentaci&oacute;n. Sin embargo, el concepto de la nutrici&oacute;n de precisi&oacute;n expande la amplitud de la expectativa. Pero la nutrici&oacute;n de precisi&oacute;n es una nutrici&oacute;n basada en el conocimiento de antecedentes. Se ubica en la precisi&oacute;n a lo largo de la cadena de producci&oacute;n desde la gestaci&oacute;n hasta la carne. En la &uacute;ltima etapa, en el engorde, la nutrici&oacute;n con precisi&oacute;n se refleja en la eficiencia, la conversi&oacute;n y, en definitiva, en el producto comercial. Esa precisi&oacute;n puede depender de la relaci&oacute;n del costo/beneficio, de la naturaleza del producto, del destino. Pero, en las etapas anteriores la nutrici&oacute;n de precisi&oacute;n converge en todos los casos. Se inicia con la alimentaci&oacute;n apropiada para aprovechar los beneficios de la &ldquo;programaci&oacute;n fetal&rdquo; que, sin despilfarrar recursos, deber&iacute;a permitir desarrollar un feto con potencial para expresar su gen&eacute;tica sin que factores epigen&eacute;ticos la condicionen durante la vida intrauterina. Una subnutrici&oacute;n en la primera etapa de la gestaci&oacute;n podr&iacute;a afectar la capacidad adaptativa del animal en su vida, su desarrollo humoral, hormonal, nervioso y muscular. Por su parte, la subnutrici&oacute;n durante la segunda parte de la gestaci&oacute;n podr&iacute;a reprimir el desarrollo de c&eacute;lulas del tejido graso, del crecimiento del feto y su nivel energ&eacute;tico preparto. Existen espacios temporales durante la gestaci&oacute;n para restricciones nutricionales de la vaca sin que se afecte el desarrollo fetal, entre el 3er y el 6to mes, pero esa restricci&oacute;n deber&iacute;a aplicarse en la medida en que se tenga tiempo para la recuperaci&oacute;n del estado corporal del vientre en los 3 meses previos al parto. La sobrealimentaci&oacute;n en el mes previo al mismo exacerba el crecimiento fetal pero no compensa la diferenciaci&oacute;n temprana de tejidos funcionales. Probablemente la cr&iacute;a sea el eslab&oacute;n donde m&aacute;s dificultoso sea aplicar el concepto de precisi&oacute;n dada la complejidad de manejo de los rodeos para organizarlos, sincronizarlos, como si todos los animales fueran uno. Durante la lactancia, no solo se afecta al feto con la estrategia nutricional, sino que se est&aacute; actuando tambi&eacute;n sobre el ternero al pie de la madre, generado en la gestaci&oacute;n precedente. Si bien la lactancia es resiliente a la subnutrici&oacute;n, o sea que la oferta de leche tiene una alta impronta gen&eacute;tica y es priorizada por la fisiolog&iacute;a, en el extremo puede afectarse el crecimiento del ternero por falta de leche y calidad de la misma. A un ritmo de p&eacute;rdida de condici&oacute;n corporal de la vaca de 25 a 30 kg por mes, es imposible que en el segundo o tercer mes no solo la reproducci&oacute;n se vea comprometida, sino tambi&eacute;n el crecimiento normal de ternero al pie. En las razas comunes de la ganader&iacute;a nacional, si el ternero al pie de la madre no aumenta de peso en al menos 700 gramos/d&iacute;a, muy probablemente se vea afectado su desarrollo futuro. Dicho lo anterior como condicionante primario, posiblemente es en la fase de recr&iacute;a donde existe el mayor espacio de mejora en la ganader&iacute;a argentina desde la nutrici&oacute;n. Esa etapa se inicia al destete, cualquiera sea el momento, y transcurre hasta la etapa de engorde final. Podr&iacute;a dividirse en al menos dos momentos: desde los 6 hasta los 10 meses y luego desde los 10 hasta los 15 meses de edad o momento en que se inicie el engorde. En el caso del destete precoz, etapa de los 2 a los 6 meses, se sumar&iacute;a una tercera fase, previa a las anteriores. Cada una requiere de ajustes de precisi&oacute;n, en particular las de destete precoz y la de 5 a 10 meses de edad. La de recr&iacute;a temprana (5 a 10 meses de edad) es una fase de alta sensibilidad en el desarrollo del ternero. Errores en la alimentaci&oacute;n en ese momento (subnutrici&oacute;n proteica, escasa oferta de alimento, forrajes de baja digestibilidad en los planteos pastoriles o acid&oacute;ticas en el caso de las de recr&iacute;a a corral) dejan secuelas de desarrollo y disfuncionailidad fisiol&oacute;gica que resultan en inadecuado desarrollo muscular, sobreengrasamiento a muy temprana edad e ineficiencia en la conversi&oacute;n en terminaci&oacute;n. La fase de recr&iacute;a que supera los 10 meses de edad resulta menos exigente y puede tolerar restricciones energ&eacute;ticas por 3 o m&aacute;s meses con capacidad de compensaci&oacute;n posterior. En ninguna de estas etapas, la limitante puede ser proteica o mineral (el d&eacute;ficit proteico durante el crecimiento, desde el parto hasta los 15 meses, deteriora el desarrollo muscular y no es compensable). Este aspecto es particularmente sensible en macho entero joven (toritos) o en la hembra con fines reproductivos. La oferta de prote&iacute;na bruta del ternero de destete precoz deber&iacute;a iniciarse con contenido de 22% para no bajar de 20%. La de la primera etapa de recr&iacute;a com&uacute;n no deber&iacute;a bajar de 18% y la de la segunda etapa (desde los 10 meses) no deber&iacute;a bajar del 15%. Aunque esos niveles son simples de lograr en pastoreo de pasturas de alfalfa o verdeos de invierno, ocurren pasturas y verdeos con valores inferiores a los mencionados. Tambi&eacute;n, los terneros son muy sensibles al contenido de materia seca de los pastos. No toleran forrajes aguachentos (bajo contenido de materia seca, inferior al 20%). Combinado con exceso de nitr&oacute;geno, ese pasto no ser&iacute;a de buena ganancia de peso. Generar precisi&oacute;n en la nutrici&oacute;n en esta etapa requiere de los ajustes de nutrientes y de la materia seca, a trav&eacute;s de la suplementaci&oacute;n, el picado de pastos frescos, el pre-oreo, la mezcla de forrajes o el pastoreo horario de distintos recursos forrajeros. <p style="text-align: center;"> En la recr&iacute;a a corral, el ajuste es m&aacute;s factible aunque no siempre aplicado. En recr&iacute;a, la alimentaci&oacute;n a corral adolece generalmente de recursos fibrosos para diluir el contenido energ&eacute;tico de las dietas, proteger la fermentaci&oacute;n ruminal de la acidosis, o manejar el sobreconsumo. Generalmente, los feedlots est&aacute;n m&aacute;s preparados para engordar que para recriar. Sin embargo, mucho de lo que ocurre en etapas de segunda recr&iacute;a o de terminaci&oacute;n puede predecirse desde la performance animal en la primera recr&iacute;a, incluso durante los primeros dos meses de esa fase. Se esperar&iacute;a un piso de aumento de 500 gramos de peso vivo/d&iacute;a en la recr&iacute;a temprana para presuponer un desarrollo normal, no restringido, del animal. Sin embargo, en los grupos o lotes de animales, los que aumentan por encima del promedio en esos dos meses (ej. si el promedio es 650 gramos/d&iacute;a y hay un grupo que aumenta a 750 gramos/d&iacute;a y otro a 550 gramos/d&iacute;a), muy probablemente ser&aacute;n los que mejor desarrollen siempre, mejor se recuperen de una restricci&oacute;n, los que mejor conviertan en el corral de engorde, los m&aacute;s flexibles en peso y edad a faena. Encontrar los animales del tercio superior tempranamente como los del tercio medio y el tercio inferior, permite adecuar y precisar las estrategias nutricionales y comerciales. Muy posiblemente el grupo de menor aumento de peso en la recr&iacute;a temprana no sea de buena eficiencia en el corral de engorde, tenga que ser destinado a menos d&iacute;as de corral y a un mercado distinto que el tercio superior. Muy probablemente, los rendimientos esperables en res y luego en carne (rendimiento en cortes comerciales) sean distintos. Finalmente, la nutrici&oacute;n durante el engorde no es ajena a lo que haya ocurrido con los animales en los eslabones anteriores, y en particular el de la recr&iacute;a. En parte, la etapa de terminaci&oacute;n puede operar de compensador de restricciones nutricionales previas y corregir retrasos de crecimiento de la segunda recr&iacute;a. No podr&aacute; corregir los efectos de las deficiencias nutricionales durante la cr&iacute;a o la recr&iacute;a temprana. S&iacute; los pondr&aacute; en evidencia. La precisi&oacute;n de la nutrici&oacute;n durante la terminaci&oacute;n no puede entonces desinteresarse del origen y las condiciones precedentes de los animales y deber&aacute; adecuarse a cada caso. Animales delgados pero con buen desarrollo muscular requieren de una formulaci&oacute;n de dieta diferente a la de animales con desarrollo muscular comprometido. As&iacute;, la adaptaci&oacute;n o la primera etapa de la terminaci&oacute;n deber&iacute;a planificarse para remover restricciones previas, incluso de subnutrici&oacute;n mineral.