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Industrias Metalúrgicas Damiani y D’Alleva, la empresa que comenzó en el garaje de una casa

Dedicados a la fabricación de maquinarias y equipos para la industria cárnica fueron incorporando tecnología e innovación para responder a las cambiantes demandas del mercado.

  • 11/07/2024 • 13:18

Por: Paola Papaleo, Editora General de Contenidos revista AmeriCarne Digital

Fotos: Damiani y D’Alleva

Desde sus comienzos en un pequeño garaje de la casa hasta la actual planta de producción de 3 mil m2, la historia de Industrias Metalúrgicas Damiani y D’Alleva ya lleva 64 años de trabajo ininterrumpidos en la localidad de Roldán, provincia de Santa Fe. Creada por Roque Damiani y su sobrino Roque D’Alleva, quien tenía apenas 22 años, hoy es liderada por los hijos de ambos. AmeriCarne Digital dialogó con Cristian D’Alleva, socio gerente, quien compartió los principales logros en este importante recorrido, así como los nuevos desafíos de esta empresa dedicada a la fabricación de máquinas y equipos para la industria de la carne en la que hoy trabajan 45 personas.

AmeriCarne (AC): ¿Cómo fueron los comienzos?

Cristian D’Alleva (C.D): “Mi padre fue el precursor de salir a viajar para visitar a clientes, recorría todo el país y así fueron creciendo. En un primer momento eran máquinas para embutidos y chacinados. A principios de los años ‘70 empiezan a trabajar en mataderos, ampliando la cartera de productos. En esa época cambia la ley federal de carnes, por lo que se construyeron muchos mataderos. La empresa se empezó a agrandar, y se incorpora el hijo de Roque Damiani. En los ‘80 comienza con obras más grandes, frigoríficos exportadores, desarrollando norias y equipos automatizados, por ejemplo, pero siempre sin dejar de hacer el resto. Para finales de la década se incorpora mi hermano y finalmente me sumo yo con lo cual comenzamos a convivir la primera y segunda generación de las dos familias. Para ese entonces mi padre ya había incursionado desde varios años atrás en la exportación a países limítrofes”.

AC: ¿Cómo continúa la historia con la segunda generación?

C.D: En los 90, durante el 1 a 1 (N.E: período de convertibilidad económica en Argentina), seguimos fabricando pero empezamos a traer máquinas de Europa, sobre todo las que no podíamos hacer acá. Lo que rescatamos es que nunca paramos, ni tuvimos que reducir gente o achicar horas de trabajo. Todo a base de esfuerzo, porque esa es la característica de las PyMes. El personal no es un número, somos como una familia a la que hay que proteger. 

Si bien hacíamos despostes, desde hace unos diez años empezamos a hacer despostes dinámicos y a aplicar mayor tecnología. 

AC: ¿Qué desarrollan actualmente?

C.D: Actualmente estamos haciendo muchas máquinas para embutidos y chacinados con más tecnologías, de mayor volumen y seguimos haciendo otras más chicas para las pequeñas fábricas.

También estamos fabricando mucho equipamiento para mataderos, equipos para faena ritual, convencional, saladeros Kösher, etc. y al igual que con las máquinas para embutidos, hemos incorporado mayor tecnología en los equipos.

Hay mucha competencia pero nosotros seguimos apostando a la calidad, lo cual nos sigue dando muy buenos resultados y mucho prestigio. Seguimos exportando pero principalmente a clientes que ya tienen nuestro equipamiento y están muy satisfechos con los mismo.

AC: ¿Cuál es la clave para perdurar como empresa familiar?

C.D: Desde hace varios años se fue incorporando la tercera generación de las dos familias, con lo cual hoy convivimos la segunda y tercera generación. Sinceramente no sé si hay una clave estudiada pero creo que principalmente es la tolerancia, para poder unir a las diferentes generaciones porque siempre hay diferencias de criterios y opiniones o formas de ver las cosas. Fundamentalmente también el esfuerzo, sacrificio, el compromiso. Tratamos de inculcarles a las generaciones que vienen esos valores, no conocemos otra manera de lograr que nos vaya medianamente bien. Por supuesto, nuestro “caballito de batalla” siempre fueron la calidad, la atención al cliente y el servicio de post venta. Mi padre decía “la experiencia no se transmite, se adquiere”. La pasión yo creo que es lo mismo, uno puede tratar de transmitirla pero se siente o no se siente. 

AC: ¿Cómo innovan en nuevos desarrollos?

C.D: En general captamos las necesidades del cliente y le vamos dando forma con ingeniería. En su momento pasó con los cajones giratorios para Kosher, hicimos un equipamiento robusto de muy buena tecnología que va acompañado de los saladeros Kosher. Ahora estamos trabajando con un pedido para Chile de cajones de noqueo para Halal.

AC: ¿Hay algún equipo desarrollado que recuerdes con mayor satisfacción? 

C.D: Cuando trabajamos con una planta completa, desde el lavamanos hasta la noria, es lo que más nos llena de orgullo porque es un trabajo muy arduo, en el que intervienen muchos rubros. Si hoy tenemos que mostrar las plantas más tecnificadas que hemos hecho, tenemos que ir a Paraguay, porque si bien en Argentina hemos hecho muchas eso fue hace muchos años, ahora son renovaciones o actualizaciones. Las de Paraguay son plantas modelos, a las que muchas veces hemos llevado gente de Europa para que vean el tamaño de las plantas de matanza de bovino, porque allá no son tan grandes.

AC: ¿Con qué están trabajando ahora?

C.D: Hoy estamos con las máquinas de embutidos para medianas y grandes producciones. Tenemos una picadora angular y mezcladoras con cintas helicoidales a la que le hemos agregado tecnología, por ejemplo.

AC: ¿Cómo incorporan la sostenibilidad o la eficiencia energética? 

C.D: Hay cosas que no se pueden modificar como la potencia de una trituradora de huesos. Pero tratamos de hacer más sostenibles los procesos de fabricación como el cuidado de los desperdicios o el aprovechamiento de una chapa. Hoy se tiene en cuenta tanto por la sostenibilidad como por el costo.

AC: ¿Cuáles son los principales desafíos como fabricantes y empresarios?

C.D: El desafío es mantenernos, siempre agregando tecnología a nuestros equipos. Los vaivenes del país hacen que muchas veces no nos animemos a proyectar muy lejos. Tratamos de seguir creciendo pero con mucha cautela, somos conservadores por eso vamos con pasos lentos pero seguros. Lo que espero es que algo cambie en nuestro país para que nos dejen trabajar. No quiero que nos regalen nada, solo que nos dejen trabajar. Así vamos a poder tener proyección para realizar ampliaciones en la planta o construir un nuevo espacio, siempre sin abandonar lo que estamos haciendo. 

Más información:

https://damianiydalleva.com.ar/