Por: T&eacute;cnica Ailen Dabove, I+D en ALFA Argentina. Fotos: Alfa Argentina La carne, por su composici&oacute;n rica en agua, prote&iacute;nas y grasas, es susceptible al crecimiento microbiano y a la descomposici&oacute;n en condiciones no controladas; lo que la convierte en un desaf&iacute;o para su conservaci&oacute;n. Los m&eacute;todos empleados para la preservaci&oacute;n de la carne son fundamentales para asegurar que tanto las carnes frescas como procesadas mantengan sus propiedades organol&eacute;pticas, como el sabor, la textura y el color, adem&aacute;s de garantizar su seguridad para el consumo. La conservaci&oacute;n de alimentos c&aacute;rnicos es una disciplina de gran relevancia en la industria alimentaria, que involucra un conjunto de procesos que combinan m&eacute;todos f&iacute;sicos, qu&iacute;micos y microbiol&oacute;gicos. El objetivo de estos m&eacute;todos es garantizar tanto la calidad del producto como su seguridad alimentaria a lo largo del tiempo. A medida que las tecnolog&iacute;as avanzan y las normativas de seguridad alimentaria se actualizan, es crucial para la industria mantenerse al tanto de las mejores pr&aacute;cticas y los nuevos desarrollos en la conservaci&oacute;n de alimentos c&aacute;rnicos. Existen diversos m&eacute;todos de conservaci&oacute;n, cada uno de los cuales tiene aplicaciones espec&iacute;ficas y normativas de seguridad alimentaria que gu&iacute;an su implementaci&oacute;n. Entre estos m&eacute;todos se encuentran tanto los tradicionales como las innovaciones tecnol&oacute;gicas m&aacute;s recientes, todas enfocadas en mantener la carne en condiciones &oacute;ptimas para su consumo. Uno de los m&eacute;todos m&aacute;s comunes y ampliamente utilizados para la conservaci&oacute;n de carnes frescas es la refrigeraci&oacute;n. Este proceso implica mantener las carnes a temperaturas entre 0&deg;C y 4&deg;C, condiciones que inhiben el crecimiento de microorganismos pat&oacute;genos y ralentizan la proliferaci&oacute;n de bacterias no pat&oacute;genas, lo que retrasa el proceso de deterioro de la carne. Adem&aacute;s, la refrigeraci&oacute;n ayuda a preservar las caracter&iacute;sticas organol&eacute;pticas de la carne, evitando alteraciones qu&iacute;micas significativas que puedan afectar su sabor, textura y color. <p style="text-align: center;"> La vida &uacute;til de las carnes frescas utilizando el m&eacute;todo de refrigeraci&oacute;n var&iacute;a, pero generalmente oscila entre 5 y 7 d&iacute;as, dependiendo del tipo de carne y las condiciones iniciales de almacenamiento. Para alargar la vida &uacute;til de los productos refrigerados, se puede combinar la refrigeraci&oacute;n con el envasado al vac&iacute;o, que consiste en extraer el aire de un envase antes de sellarlo, creando un vac&iacute;o que elimina el ox&iacute;geno. Este proceso evita la oxidaci&oacute;n de las grasas, lo que puede afectar la calidad del producto, y limita el crecimiento de bacterias aerobias, que necesitan ox&iacute;geno para proliferar. Otro m&eacute;todo eficaz es la congelaci&oacute;n, este proceso se realiza a temperaturas de -18&deg;C o inferiores, deteniendo pr&aacute;cticamente toda actividad microbiana y enzim&aacute;tica, lo que permite una vida &uacute;til mucho m&aacute;s larga (hasta varios meses). Obteniendo como ventaja la comercializaci&oacute;n a largo plazo incluso a nivel internacional. Para la implementaci&oacute;n de estos m&eacute;todos en carnes frescas, el C&oacute;digo Alimentario Argentino (CAA) establece normativas que incluyen el uso adecuado de empaques, el control de temperaturas, y el monitoreo de las condiciones de almacenamiento, particularmente en el transporte y la distribuci&oacute;n de los productos c&aacute;rnicos. En la conservaci&oacute;n de carnes procesadas, como los embutidos, jamones y salchichones, se utilizan otros m&eacute;todos adicionales para garantizar una vida &uacute;til prolongada y la seguridad alimentaria. Estos m&eacute;todos incluyen la curaci&oacute;n, el ahumado y el uso de conservantes qu&iacute;micos. &Eacute;stos, tambi&eacute;n pueden utilizarse en combinaci&oacute;n con la refrigeraci&oacute;n o congelaci&oacute;n. La curaci&oacute;n, tambi&eacute;n conocida como salaz&oacute;n, es un proceso tradicional que implica la aplicaci&oacute;n de sal sobre la carne, lo que extrae agua de las c&eacute;lulas c&aacute;rnicas a trav&eacute;s de un proceso osm&oacute;tico. Esta deshidrataci&oacute;n inhibe el crecimiento de microorganismos y ralentiza el proceso de descomposici&oacute;n. El humo, contiene compuestos antimicrobianos, act&uacute;a como conservante natural. Dependiendo de la temperatura y del tiempo de exposici&oacute;n al humo, el proceso de ahumado puede ser fr&iacute;o o caliente. Ambos m&eacute;todos tienen un impacto positivo en la conservaci&oacute;n de la carne, aunque el ahumado caliente tambi&eacute;n puede contribuir a la cocci&oacute;n parcial del producto. Tanto la curaci&oacute;n como el ahumado no solo conservan la carne, sino que tambi&eacute;n mejora su sabor y textura. El uso de conservantes qu&iacute;micos, como los nitritos y nitratos, es com&uacute;n en la curaci&oacute;n de productos c&aacute;rnicos procesados como salchichones, salamis y jamones. Estos compuestos tienen la capacidad de prevenir la proliferaci&oacute;n de bacterias pat&oacute;genas como Clostridium botulinum, responsable del botulismo, y contribuyen a la conservaci&oacute;n del color y la apariencia de la carne, d&aacute;ndole un tono rosado atractivo. El CAA regula estrictamente la cantidad de sal, nitrito y nitrato que se puede aplicar a los productos c&aacute;rnicos procesados, supervisando los procesos de ahumado y curado para garantizar que no se formen sustancias nocivas durante estos tratamientos. Las normativas tambi&eacute;n aseguran que se utilicen los niveles adecuados de estos compuestos para evitar riesgos para la salud p&uacute;blica. Adem&aacute;s de los m&eacute;todos tradicionales como los mencionados anteriormente, la industria c&aacute;rnica ha incorporado tecnolog&iacute;as emergentes que ofrecen nuevas formas de conservar la carne con un impacto m&iacute;nimo en sus propiedades sensoriales. Algunas de estas nuevas tecnolog&iacute;as aplicadas en la industria son la luz ultravioleta, utilizada para la desinfecci&oacute;n y conservaci&oacute;n de productos c&aacute;rnicos, act&uacute;a da&ntilde;ando el ADN de microorganismos pat&oacute;genos, lo que previene su proliferaci&oacute;n. Este proceso se aplica en la superficie de la carne ya que no penetra profundamente. El uso de ultrasonidos es otro m&eacute;todo innovador que implica la aplicaci&oacute;n de ondas sonoras de alta frecuencia para alterar la estructura celular de los microorganismos, lo que inhibe su crecimiento. A pesar de los avances en los m&eacute;todos de conservaci&oacute;n modernos, es esencial que la industria c&aacute;rnica siga las normativas de seguridad alimentaria para garantizar la inocuidad de los productos. En Argentina, el C&oacute;digo Alimentario Argentino (CAA) regula todos los aspectos relacionados con la conservaci&oacute;n de la carne, desde el transporte hasta el almacenamiento y la comercializaci&oacute;n. Las Buenas Pr&aacute;cticas de Manufactura (BPM) y el sistema HACCP (An&aacute;lisis de Peligros y Puntos Cr&iacute;ticos de Control) son fundamentales para minimizar los riesgos microbiol&oacute;gicos en la producci&oacute;n de alimentos c&aacute;rnicos. La implementaci&oacute;n de estas pr&aacute;cticas no solo asegura la calidad y la seguridad de los productos, sino que tambi&eacute;n contribuye a la efectividad de los m&eacute;todos de conservaci&oacute;n aplicados, ya que a menor riesgo microbiol&oacute;gico, m&aacute;s eficaces ser&aacute;n los m&eacute;todos de conservaci&oacute;n. M&aacute;s informaci&oacute;n: https://alfaargentina.com/ &nbsp;